Cristina... ¿estás nerviosa?
Como nos tiene acostumbrados, durante la semana pasada, Cristina hizo al menos un discurso público diario.
Como nos tiene acostumbrados, cualquiera sea el motivo de su discurso (una inauguración, una entrega de algo, un anuncio de medidas) ella baja línea y se refiere a cualquier tema aunque no tenga nada que ver con el evento que da lugar a su mensaje.
El pasado jueves, 10 de mayo de 2012, en el acto de entrega de certificados de elegibilidad del Programa de financiamiento productivo del Bicentenario, nuestra presidenta aprovechó para denigrar a los trabajadores y para reivindicar la política de inteligencia ilegal de su gobierno contra los militantes sociales, entre otras perlitas.
Para el que quiera ir a la fuente, y contrastar las opiniones de este blog con el discurso textual, el siguiente link lo trasportará a la página oficial de la presidencia de la Nación y le mostrará el texto completo de la alocución de marras:
http://www.presidencia.gov.ar/informacion/actividad-oficial/25854
Para quienes lean el texto, o para quienes confían en esta crónica, me gustaría llamar la atención sobre una tendencia cada vez más repetida en el discurso oficial: la deliberada alteración de la lógica.
No es solamente un recurso de Cristina, sino que ocurre con cualquier funcionario, con ese nuevo género político-literario que inventaron los "k": los "periodistas-militantes", con los militantes a secas, que ponen siempre el mismo "casette" que les bajan. No podemos saber si lo hacen todos porque se pusieron de acuerdo, o porque el libreto no admite cambios.
Alterar la lógica es sostener que, si una localidad estuvo 97 años esperando una escuela, y ahora se inaugura, eso prueba que ningún gobierno anterior se ocupó de hacer escuelas, y que con este gobierno todos los que esperaban que se construya una escuela, ya la tienen.
No es cierto que otros gobiernos no inauguraron escuelas largamente esperadas, ni es cierto que no existian hoy, pueblos y ciudades olvidados para la inauguración de nuevas escuelas. Pero el "relato" pretende lo contrario.
Hay algo mucho más perverso en la alteración de la lógica, que la mera propaganda de una gestión.
Toda gestión está orgullosa de sí misma, amplifica sus logros, los difunde, los presenta como más y mejores que los de otras gestiones, como algo "distinto". Hasta podríamos decir que toda gestión miente, mucho o poco, para promocionarse. Pero cuando además de eso, construye un relato que altera la lógica, busca provocar en el observador crítico un conflicto en el plano de la percepción, no en el plano de la opinión. No es que no estemos de acuerdo con lo que hacen, no es que dicen una cosa y hacen otra, es que nosotros, los críticos, no somos capaces de entender lo que pasa. Y cuando dudamos sobre lo que realmente pasa, tendemos a no discutir, a no confrontar opiniones, anulamos nuestra capacidad de hacer.
Este no es un tema menor. No es cualquier persona la que habla: es la presidenta de la Nación, votada por el 54% de los electores que concurrieron a las urnas en octubre pasado. No es cualquier medio el que emite el mensaje, es un conjunto cada vez más numeroso de medios públicos, amplificado por todos los noticieros, oficiales o no, que pasan el discurso en directo y que lo repiten varias veces al día, aún para criticarlo.
Para tratar de ser originales, vamos a comentar entonces algunos párrafos del discurso del 10 de mayo, a la luz de este enfoque:
Dijo que como "el mundo se nos viene encima", es muy importante sostener la inversión, y por eso va a lanzar la segunda etapa, de otros ocho mil millones de pesos, de los préstamos del bicentenario, a tasas inferiores a las de mercado. Y acto seguido ligó el financiamiento de proyectos de inversión, (admitiendo que todos los préstamos del bicentenario son para inversiones, cosa que es muy dudosa), con los subsidios a muchos sectores que se otorgaron, se otorgan, y se seguirán otorgando. Entonces anunció que les va a pedir a las empresas subsididadas que muestren sus planes de inversión, como condición para seguir teniendo los subsidios.
¡Enhorabuena, Cristina! Todos nosotros, cual niños de jardín de infantes, debemos aplaudir la decisión de que AHORA las empresas subsidiadas tengan que mostrar sus planes de inversión, y que sea completamente natural que HASTA AHORA el gobierno no les haya pedido ningún plan ni compromiso de inversión.
¿A cambio de qué les dieron los subsidios, durante todo este tiempo? ¿De algún "vuelto", como el porcentaje que, según dicen algunos mal intencionados, tienen que aportar los que reciben préstamos del bicentenario? Ya se sabe que esta suposición no es otra cosa que una mentira de "la corpo".
Dijo que no hay mayor disciplinador social que la desocupación, y que por eso los dirigentes sindicales, tienen que ser muy responsables, porque cuando todos arman mucho barullo para ver quién gana algo más en el medio de ese barullo, después lo que pasa es que explota todo y los dirigentes siguen viviendo bien pero muchos trabajadores quedan sin trabajo.
No es que los trabajadores ven que el salario cada vez alcanza para comprar menos cosas, y empujan a sus dirigentes a recuperar parte del poder adquisitivo perdido, sino que son pasivos espectadores de las travesuras de esos dirigentes que siempre se salvan. No es que los capitalistas ajustan sus costos para sostener su tasa de ganancia con la baja de salarios o con la desocupación. No es que un gobierno legitimado con el voto debería defender a los trabajadores frente a la voracidad de los capitalistas, sino que los dirigentes sindicales no son responsables y provocan la desocupación, mientras la inflación no existe. Y todo eso se podía tolerar hasta ahora, pero a partir de ahora no, porque "el mundo se nos viene encima".
Dijo que la estabilidad del empleado público es un privilegio, porque no te pueden echar. No es que un empleador privado puede despedir a sus empleados, siempre que los indemnice, porque se trata de su empresa, mientras que el estado no le pertenece a ningún funcionario, ni siquiera a la presidenta. No es que la exoneración de un empleado público debe tener una causa, un sumario previo, y se debe acreditar un mal desempeño. Esos no son procedimientos propios de la administración de la cosa pública, sino privilegios de los "burócratas". Que quede claro, porque algunos no entienden y otros se hacen los que no entienden, para usar las mismas palabras que la señora presidenta. Hay que reconocer que dijo eso para elogiar a un dirigente sindical: Andrés Rodríguez. Acordó una paritaria en el sector público que no compensa la pérdida del ingreso de los trabajadores, y Cristina lo elogió porque no se aprovechó de los privilegios de los empleados públicos para exigir más. Se trata de un dirigente responsable y no de un alcahuete del poder de turno. ¿Entienden?
Dijo que en las provincias como Santa Cruz tienen problemas para pagar los sueldos de los estatales porque los gobiernos dieron aumentos de un modo irresponsable y ahora no se pueden pagar, porque el estado no es una vaca inextinguible en su leche. O sea que los empresarios que recibieron subsidios a cambio de nada simplemente tienen que mostrar sus planes, y los trabajadores que recibieron aumentos a cambio de nada son unos irresponsables ellos, sus dirigentes y los gobiernos que los pagaron. Y que quede claro que los aumentos fueron porque creyeron que esa teta siempre iba a dar leche, no porque estaban recuperando parte de su poder adquisitivo perdido.
Y cerró este tema diciendo que todo lo que consiguieron los trabajadores, en empleo y en salarios, en negociaciones colectivas, etc., durante su gobierno, no es por obra de su trabajo, de su lucha y de su organización, ni mucho menos mérito de ninguna huelga, sino por efecto del modelo macroeconómico que ella y El llevaron adelante. Que quede claro que la obra de los gobiernos, por lo menos la del gobierno de Ella y El, lo bueno y lo malo (si es que por casualidad alguien encuentra algún detalle malo) no es emergente, consecuencia, ni fruto de nada que haga la sociedad, y mucho menos los trabajadores. Es inspiración pura. Sabiduría innata. ¿Está claro?
Y la última perlita, que no venía al caso pero qué importa, cuando se trata de Cristina, es el tema de la lucha contra el narcotráfico en Argentina. Dijo que habían encontrado 840 kilos de cocaína gracias a que el chofer del camión en el que estaban había sido identificado por el "Proyecto X", que según el jefe de la gendarmería sirvió para identificar activistas en protestas sociales, algo que es ilegal. O sea, párvulos, si el sistema que sirve para espiar ilegalmente a los activistas sociales también sirve para descubrir tráfico de cocaína y capturar a un chofer que transportaba la "merca", está todo bien, ¿entendieron?
En este punto, decimos nosotros, para seguir con la lógica cambiada, que esto demuestra que los dirigentes sociales no son narcotraficantes. ¿Hacía falta para eso el Proyecto X, señora presidenta?
También hay otra interpretación para todo esto: cuando a una persona a la que todos los datos le daban bien, le empiezan a dar mal pero no sabe hacer otra cosa que lo mismo de siempre, primero se enoja con los mensajeros, después con los datos, y después con todo aquel que no le diga a todo que sí.
Pero el relato no construye realidades. Y entonces afloran los nervios, se pierden los estribos, y se cae en el ridículo aunque se ponga la mejor cara de "diva".
¿Cuánto tiempo pasará hasta que todos vean que la reina está desnuda?
Como nos tiene acostumbrados, cualquiera sea el motivo de su discurso (una inauguración, una entrega de algo, un anuncio de medidas) ella baja línea y se refiere a cualquier tema aunque no tenga nada que ver con el evento que da lugar a su mensaje.
El pasado jueves, 10 de mayo de 2012, en el acto de entrega de certificados de elegibilidad del Programa de financiamiento productivo del Bicentenario, nuestra presidenta aprovechó para denigrar a los trabajadores y para reivindicar la política de inteligencia ilegal de su gobierno contra los militantes sociales, entre otras perlitas.
Para el que quiera ir a la fuente, y contrastar las opiniones de este blog con el discurso textual, el siguiente link lo trasportará a la página oficial de la presidencia de la Nación y le mostrará el texto completo de la alocución de marras:
http://www.presidencia.gov.ar/informacion/actividad-oficial/25854
Para quienes lean el texto, o para quienes confían en esta crónica, me gustaría llamar la atención sobre una tendencia cada vez más repetida en el discurso oficial: la deliberada alteración de la lógica.
No es solamente un recurso de Cristina, sino que ocurre con cualquier funcionario, con ese nuevo género político-literario que inventaron los "k": los "periodistas-militantes", con los militantes a secas, que ponen siempre el mismo "casette" que les bajan. No podemos saber si lo hacen todos porque se pusieron de acuerdo, o porque el libreto no admite cambios.
Alterar la lógica es sostener que, si una localidad estuvo 97 años esperando una escuela, y ahora se inaugura, eso prueba que ningún gobierno anterior se ocupó de hacer escuelas, y que con este gobierno todos los que esperaban que se construya una escuela, ya la tienen.
No es cierto que otros gobiernos no inauguraron escuelas largamente esperadas, ni es cierto que no existian hoy, pueblos y ciudades olvidados para la inauguración de nuevas escuelas. Pero el "relato" pretende lo contrario.
Hay algo mucho más perverso en la alteración de la lógica, que la mera propaganda de una gestión.
Toda gestión está orgullosa de sí misma, amplifica sus logros, los difunde, los presenta como más y mejores que los de otras gestiones, como algo "distinto". Hasta podríamos decir que toda gestión miente, mucho o poco, para promocionarse. Pero cuando además de eso, construye un relato que altera la lógica, busca provocar en el observador crítico un conflicto en el plano de la percepción, no en el plano de la opinión. No es que no estemos de acuerdo con lo que hacen, no es que dicen una cosa y hacen otra, es que nosotros, los críticos, no somos capaces de entender lo que pasa. Y cuando dudamos sobre lo que realmente pasa, tendemos a no discutir, a no confrontar opiniones, anulamos nuestra capacidad de hacer.
Este no es un tema menor. No es cualquier persona la que habla: es la presidenta de la Nación, votada por el 54% de los electores que concurrieron a las urnas en octubre pasado. No es cualquier medio el que emite el mensaje, es un conjunto cada vez más numeroso de medios públicos, amplificado por todos los noticieros, oficiales o no, que pasan el discurso en directo y que lo repiten varias veces al día, aún para criticarlo.
Para tratar de ser originales, vamos a comentar entonces algunos párrafos del discurso del 10 de mayo, a la luz de este enfoque:
Dijo que como "el mundo se nos viene encima", es muy importante sostener la inversión, y por eso va a lanzar la segunda etapa, de otros ocho mil millones de pesos, de los préstamos del bicentenario, a tasas inferiores a las de mercado. Y acto seguido ligó el financiamiento de proyectos de inversión, (admitiendo que todos los préstamos del bicentenario son para inversiones, cosa que es muy dudosa), con los subsidios a muchos sectores que se otorgaron, se otorgan, y se seguirán otorgando. Entonces anunció que les va a pedir a las empresas subsididadas que muestren sus planes de inversión, como condición para seguir teniendo los subsidios.
¡Enhorabuena, Cristina! Todos nosotros, cual niños de jardín de infantes, debemos aplaudir la decisión de que AHORA las empresas subsidiadas tengan que mostrar sus planes de inversión, y que sea completamente natural que HASTA AHORA el gobierno no les haya pedido ningún plan ni compromiso de inversión.
¿A cambio de qué les dieron los subsidios, durante todo este tiempo? ¿De algún "vuelto", como el porcentaje que, según dicen algunos mal intencionados, tienen que aportar los que reciben préstamos del bicentenario? Ya se sabe que esta suposición no es otra cosa que una mentira de "la corpo".
Dijo que no hay mayor disciplinador social que la desocupación, y que por eso los dirigentes sindicales, tienen que ser muy responsables, porque cuando todos arman mucho barullo para ver quién gana algo más en el medio de ese barullo, después lo que pasa es que explota todo y los dirigentes siguen viviendo bien pero muchos trabajadores quedan sin trabajo.
No es que los trabajadores ven que el salario cada vez alcanza para comprar menos cosas, y empujan a sus dirigentes a recuperar parte del poder adquisitivo perdido, sino que son pasivos espectadores de las travesuras de esos dirigentes que siempre se salvan. No es que los capitalistas ajustan sus costos para sostener su tasa de ganancia con la baja de salarios o con la desocupación. No es que un gobierno legitimado con el voto debería defender a los trabajadores frente a la voracidad de los capitalistas, sino que los dirigentes sindicales no son responsables y provocan la desocupación, mientras la inflación no existe. Y todo eso se podía tolerar hasta ahora, pero a partir de ahora no, porque "el mundo se nos viene encima".
Dijo que la estabilidad del empleado público es un privilegio, porque no te pueden echar. No es que un empleador privado puede despedir a sus empleados, siempre que los indemnice, porque se trata de su empresa, mientras que el estado no le pertenece a ningún funcionario, ni siquiera a la presidenta. No es que la exoneración de un empleado público debe tener una causa, un sumario previo, y se debe acreditar un mal desempeño. Esos no son procedimientos propios de la administración de la cosa pública, sino privilegios de los "burócratas". Que quede claro, porque algunos no entienden y otros se hacen los que no entienden, para usar las mismas palabras que la señora presidenta. Hay que reconocer que dijo eso para elogiar a un dirigente sindical: Andrés Rodríguez. Acordó una paritaria en el sector público que no compensa la pérdida del ingreso de los trabajadores, y Cristina lo elogió porque no se aprovechó de los privilegios de los empleados públicos para exigir más. Se trata de un dirigente responsable y no de un alcahuete del poder de turno. ¿Entienden?
Dijo que en las provincias como Santa Cruz tienen problemas para pagar los sueldos de los estatales porque los gobiernos dieron aumentos de un modo irresponsable y ahora no se pueden pagar, porque el estado no es una vaca inextinguible en su leche. O sea que los empresarios que recibieron subsidios a cambio de nada simplemente tienen que mostrar sus planes, y los trabajadores que recibieron aumentos a cambio de nada son unos irresponsables ellos, sus dirigentes y los gobiernos que los pagaron. Y que quede claro que los aumentos fueron porque creyeron que esa teta siempre iba a dar leche, no porque estaban recuperando parte de su poder adquisitivo perdido.
Y cerró este tema diciendo que todo lo que consiguieron los trabajadores, en empleo y en salarios, en negociaciones colectivas, etc., durante su gobierno, no es por obra de su trabajo, de su lucha y de su organización, ni mucho menos mérito de ninguna huelga, sino por efecto del modelo macroeconómico que ella y El llevaron adelante. Que quede claro que la obra de los gobiernos, por lo menos la del gobierno de Ella y El, lo bueno y lo malo (si es que por casualidad alguien encuentra algún detalle malo) no es emergente, consecuencia, ni fruto de nada que haga la sociedad, y mucho menos los trabajadores. Es inspiración pura. Sabiduría innata. ¿Está claro?
Y la última perlita, que no venía al caso pero qué importa, cuando se trata de Cristina, es el tema de la lucha contra el narcotráfico en Argentina. Dijo que habían encontrado 840 kilos de cocaína gracias a que el chofer del camión en el que estaban había sido identificado por el "Proyecto X", que según el jefe de la gendarmería sirvió para identificar activistas en protestas sociales, algo que es ilegal. O sea, párvulos, si el sistema que sirve para espiar ilegalmente a los activistas sociales también sirve para descubrir tráfico de cocaína y capturar a un chofer que transportaba la "merca", está todo bien, ¿entendieron?
En este punto, decimos nosotros, para seguir con la lógica cambiada, que esto demuestra que los dirigentes sociales no son narcotraficantes. ¿Hacía falta para eso el Proyecto X, señora presidenta?
También hay otra interpretación para todo esto: cuando a una persona a la que todos los datos le daban bien, le empiezan a dar mal pero no sabe hacer otra cosa que lo mismo de siempre, primero se enoja con los mensajeros, después con los datos, y después con todo aquel que no le diga a todo que sí.
Pero el relato no construye realidades. Y entonces afloran los nervios, se pierden los estribos, y se cae en el ridículo aunque se ponga la mejor cara de "diva".
¿Cuánto tiempo pasará hasta que todos vean que la reina está desnuda?
Comentarios
Salduos