Especular no cuesta nada (nota 2)

Continuando con las reflexiones iniciadas ayer, ahora presentamos el segundo de los cuatro escenarios posibles:

Escenario 2: ¿Y si gana Reutemann y pierde Kirchner?

En ese escenario se acabaría la hegemonía del kirchnerismo dentro del peronismo, y ya sería tarde para volver a ensayar la táctica de la “transversalidad”, de ser el eje de una fuerza de tipo socialdemócrata, como parecía que iba a ser su camino al principio.

La historia no vuelve atrás, y el kirchnerismo, cuando tuvo todas las condiciones y todo el tiempo por delante para ensayar esta estrategia, la desestimó. Por lo tanto, la pérdida de hegemonía del kirchnerismo dentro del peronismo significaría también la imposibilidad de articular en su torno cualquier otra formación política diferente.

Rápidamente el peronismo se volvería a articular en torno a su nuevo candidato con perspectivas de triunfo. Carlos Reutemann se erigiría como “la gran esperanza blanca” del peronismo. Capaz de reeditar una experiencia exitosa en las urnas, con apoyos sociales tradicionales y no tradicionales, como el campo y un buen espectro del capital nacional y trasnacional. Un nuevo conservadurismo popular, un nuevo “menemismo rubio” que marcaría, con toda crudeza, el retroceso político del país. Probablemente cerraría en el 2011 el círculo de la derrota del menemismo en 1999 con el retorno de sus mismas ideas al gobierno, otra vez de la mano del peronismo, pero con un líder aún menos “plebeyo” y menos sospechado de poder “patear el tablero”. Sería el precio de la inconsistencia de la Alianza como alternativa, y de la falta de un auténtico proyecto transformador del kirchnerismo, más allá de su discurso y de los elementos positivos de su gestión.

¿Cómo quedaría un gobierno sin sujeto político en el cual apoyarse, sin mayoría en ninguna de las dos cámaras del Congreso, y en declive, para gobernar durante dos años?

No lo tendría realmente fácil. Pero tampoco sobrevendrá el “apocalipsis institucional” tan vaticinado. En un país con la inestabilidad institucional de la Argentina nunca puede descartarse una retirada anticipada del gobierno, pero es más probable que se llegue “con muletas” al 2011 a que alguno de los presidenciables quiera tomar el timón antes de esa fecha.

El “Peronismo Blanco” podrá unificar en su torno a buena parte de la actual oposición de centro derecha y a todo el peronismo excepto, quizás, algún resto del “kirchnerismo nostálgico”. Allí tendrían cabida Macri, los gobernadores e intendentes, Scioli, y muchos kirchneristas de la primera hora que automáticamente se transformarán en reutemistas de la primera hora.

Es probable que la “Coalición Cívica”, el panradicalismo, en esa perspectiva, intente ocupar el espacio “socialdemócrata” que dejará vacante el peronismo. Ya no será tanto negocio disputarle al peronismo por derecha, ya que allí seguramente perderá. El socialismo, con Binner debilitado, estará muy presionado por unirse a esa coalición pero tendrá poco que exigir ya que en el único distrito en donde es fuerte habrá sido derrotado por el astro en ascenso.

Sin “viejas opciones” que puedan ocupar de un modo convincente el espacio de centro izquierda, la vacancia de una nueva fuerza política de esa orientación se haría aún más evidente, y aún con capacidad de convocar al “kirchnerismo no pejotista”.

Tal vez este sea el escenario más propicio para el desarrollo de esa fuerza. Pero nuevamente habrá que tener en cuenta que el “espacio vacante” sólo demuestra que la sociedad argentina necesita y puede otorgar su confianza a una fuerza de este tipo, pero esperará en un rol de observador pasivo, los movimientos de los dirigentes de este sector, antes de asumir un papel protagónico.

El escenario podría parecer paradójico: por un lado, se produciría un fortalecimiento del peronismo tradicional y del proceso de reunificación del radicalismo. Pero por el otro lado, la imposibilidad de que esos dos polos de la política argentina vuelvan a ilusionar realmente a las mayorías, habilitaría el desarrollo de nuevas opciones.

Una porción muy importante de la sociedad quedaría sin auténtica representación política, a la espera de algo mejor pero sin dar más indicios de esa voluntad salvo por el importante caudal de votos de diferentes opciones en diferentes distritos (el Socialismo en Santa Fe, el Juecismo en Córdoba, el Proyecto Sur en Capital, etc.).

La elección de 2011 sería disputada, probablemente, por Reutemann y Carrió, y esta tercera fuerza, si llegara a constituirse, podría aprovechar el escenario para consagrar una importante representación parlamentaria, tanto a nivel nacional como a nivel provincial en los distritos más importantes (Capital, Provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba).

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