Elecciones en Israel: la muerte de la izquierda sionista
Does Zionism legitimize every act of violence? - Haaretz - Israel News
Nuevamente Gideón Levy publica un lúcido artículo en Haaretz. Es del 13 de febrero de 2009, y quien quiera leerlo en inglés debe hacer click en el título en inglés más arriba.
Para quienes quieran leerlo en español, se presenta a continuación:
¿El sionistmo legitima todo acto de violencia?
Por Gideon Levy
La izquierda israelí murió en el año 2000. Desde entonces su cadáver ha estado yaciendo insepulto hasta que finalmente su certificado de defunción fue emitido, firmado, sellado y despachado el día de las últimas elecciones. El mismo que cargó el féretro en el 2000 fue el sepulturero de 2009: el ministro de defensa Ehud Barak. El hombre que logró sembrar la mentira acerca de no ser el socio de la derecha ha cosechado el fruto de sus semillas en esta elección. El funeral tuvo lugar hace pocos días.
La izquierda israelí ha muerto. Durante los últimos nueve años invocó el nombre del campo de la paz en vano. El Partido Laborista, Meretz y Kadima pretendieron hablar en su nombre, pero eso fue un engaño. El Laborismo y Kadima hicieron dos guerras y continuaron construyendo asentamientos en Cisjordania, y Meretz apoyó las dos guerras. La paz quedó huérfana. Los votantes israelíes, a quienes se indujo engañosamnte a pensar que no había con quién hablar entre los palestinos, y que la única respuesta a eso era la fuerza (guerras, asesinatos selectivos y asentamientos) les han dicho claramente en la elección: liquidamos definitivamente al Laborismo y a Meretz. Fue únicamente la inercia lo que les dio a esos partidos los pocos votos que tuvieron.
No había ninguna razón para que fuera diferente. Despues de muchos años en los que rara vez alguna protesta vino desde la izquierda, y la plaza ciudadana, la misma plaza que rugió después de Sabra y Chatila, estuvo callada, esta falta de protesta se vio también reflejada en las urnas. Líbano, Gaza, los chicos asesinados, las bombas racimo, las de fósforo blanco y todas las atrocidades de la ocupación, nada de eso llevó a la cobarde e indiferente izquierda a las calles. Aunque las ideas de la izquierda encontraron un punto de apoyo en el centro y a veces incluso en la derecha, todos los primeros ministros desde Ariel Sharon hasta Olmert han hablado en un lenguaje que alguna vez fue considerado radical. Pero la voz era la voz de la izquierda mientras las manos eran las manos de la derecha.
Al margen de este baile de disfraces existe otra izquierda, la izquierda marginal, que tiene determinación y coraje, pero es minúscula y está deslegitimada. La brecha entre esta y la otra izquierda fue, supuestamente, el sionismo. Hadash, Gush Shalom y otras fuerzas similares están fuera de la consideración de la mayoría de los judíos israelíes. ¿Porqué? Porque son “no sionistas”.
Y ¿qué es el Sionismo en nuestros días? Un arcaico y anticuado concepto nacido en una realidad diferente. Un vago y engañoso concepto que marca la diferencia entre lo permitido y lo proscripto. ¿Significa el sionismo asentamientos en los territorios? ¿Ocupación? ¿La legitimación de cada acto de violencia y de injusticia? La izquierda claudicó. Cualquier crítica al sionismo, incluso al sionismo de la ocupación, fue considerada un tabú que la izquierda no se atrevió a romper. La derecha monopolizó el sionismo, dejándole a la izquierda sólo su autojustificación.
¿Un estado judío y democrático? La izquierda sionista dijo sí automáticamente, esquivando las diferencias entre estas dos cosas, y sin atreverse a priorizar. ¿Legitimación para cada guerra? La izquierda sionista claudicó nuevamente: sí a comenzarlas y no a continuarlas, o algo parecido. ¿Resolver el problema de los refugiados y el derecho al retorno? ¿Reconocer los errores del 48? Ni hablar. Así es como esta izquierda ha llegado ahora, lógicamente, al final de su camino.
Cualquiera que quiera una izquierda significativa debe primero meter el Sionismo en el rincón de los trastos viejos. Hasta que un movimiento que con valentía sea capaz de darle un nuevo significado al Sionismo, separándose de la corriente principal, no podrá ampliarse la izquierda en Israel. No se puede ser a la vez sionista y de izquierda únicamente de acuerdo con la definición de la derecha. ¿Quién decidió que los asentamientos son sionistas y legítimos, y que luchar contra ellos no lo sea?
Este tabú debe romperse. Es posible no ser sionista, tal como hoy se define comúnmente. Es posible creer en el derecho de los judíos a un estado y aún así oponerse al sionismo que participa en la ocupación. Es posible creer que lo que pasó en 1948 puede ponerse en la agenda, pedir disculpas por la injusticia y actuar para reparar a las víctimas. Es posible oponerse a una guerra innecesaria desde hoy mismo. Es posible pensar que los árabes de Israel merecen los mismos derechos –culturales, sociales, y nacionales– que los judíos. Es posible plantear las inquietantes cuestiones sobre la imagen de las Fuerzas de Defensa de Israel como un ejército de ocupación, y es también posible querer el diálogo con Hamas.
Si Ud. prefiere, esto es el Sionismo, y si lo prefiere, esto es el Antisionismo. En cualquier caso, es legítimo y esencial para aquellos que no quieren ver a Israel caer víctima de las locuras de la derecha por muchos años más. Cualquiera que desee una izquierda israelí debe decir “basta” al Sionismo, al Sionismo cuyo control total ha sido tomado por la derecha.
Nuevamente Gideón Levy publica un lúcido artículo en Haaretz. Es del 13 de febrero de 2009, y quien quiera leerlo en inglés debe hacer click en el título en inglés más arriba.
Para quienes quieran leerlo en español, se presenta a continuación:
¿El sionistmo legitima todo acto de violencia?
Por Gideon Levy
La izquierda israelí murió en el año 2000. Desde entonces su cadáver ha estado yaciendo insepulto hasta que finalmente su certificado de defunción fue emitido, firmado, sellado y despachado el día de las últimas elecciones. El mismo que cargó el féretro en el 2000 fue el sepulturero de 2009: el ministro de defensa Ehud Barak. El hombre que logró sembrar la mentira acerca de no ser el socio de la derecha ha cosechado el fruto de sus semillas en esta elección. El funeral tuvo lugar hace pocos días.
La izquierda israelí ha muerto. Durante los últimos nueve años invocó el nombre del campo de la paz en vano. El Partido Laborista, Meretz y Kadima pretendieron hablar en su nombre, pero eso fue un engaño. El Laborismo y Kadima hicieron dos guerras y continuaron construyendo asentamientos en Cisjordania, y Meretz apoyó las dos guerras. La paz quedó huérfana. Los votantes israelíes, a quienes se indujo engañosamnte a pensar que no había con quién hablar entre los palestinos, y que la única respuesta a eso era la fuerza (guerras, asesinatos selectivos y asentamientos) les han dicho claramente en la elección: liquidamos definitivamente al Laborismo y a Meretz. Fue únicamente la inercia lo que les dio a esos partidos los pocos votos que tuvieron.
No había ninguna razón para que fuera diferente. Despues de muchos años en los que rara vez alguna protesta vino desde la izquierda, y la plaza ciudadana, la misma plaza que rugió después de Sabra y Chatila, estuvo callada, esta falta de protesta se vio también reflejada en las urnas. Líbano, Gaza, los chicos asesinados, las bombas racimo, las de fósforo blanco y todas las atrocidades de la ocupación, nada de eso llevó a la cobarde e indiferente izquierda a las calles. Aunque las ideas de la izquierda encontraron un punto de apoyo en el centro y a veces incluso en la derecha, todos los primeros ministros desde Ariel Sharon hasta Olmert han hablado en un lenguaje que alguna vez fue considerado radical. Pero la voz era la voz de la izquierda mientras las manos eran las manos de la derecha.
Al margen de este baile de disfraces existe otra izquierda, la izquierda marginal, que tiene determinación y coraje, pero es minúscula y está deslegitimada. La brecha entre esta y la otra izquierda fue, supuestamente, el sionismo. Hadash, Gush Shalom y otras fuerzas similares están fuera de la consideración de la mayoría de los judíos israelíes. ¿Porqué? Porque son “no sionistas”.
Y ¿qué es el Sionismo en nuestros días? Un arcaico y anticuado concepto nacido en una realidad diferente. Un vago y engañoso concepto que marca la diferencia entre lo permitido y lo proscripto. ¿Significa el sionismo asentamientos en los territorios? ¿Ocupación? ¿La legitimación de cada acto de violencia y de injusticia? La izquierda claudicó. Cualquier crítica al sionismo, incluso al sionismo de la ocupación, fue considerada un tabú que la izquierda no se atrevió a romper. La derecha monopolizó el sionismo, dejándole a la izquierda sólo su autojustificación.
¿Un estado judío y democrático? La izquierda sionista dijo sí automáticamente, esquivando las diferencias entre estas dos cosas, y sin atreverse a priorizar. ¿Legitimación para cada guerra? La izquierda sionista claudicó nuevamente: sí a comenzarlas y no a continuarlas, o algo parecido. ¿Resolver el problema de los refugiados y el derecho al retorno? ¿Reconocer los errores del 48? Ni hablar. Así es como esta izquierda ha llegado ahora, lógicamente, al final de su camino.
Cualquiera que quiera una izquierda significativa debe primero meter el Sionismo en el rincón de los trastos viejos. Hasta que un movimiento que con valentía sea capaz de darle un nuevo significado al Sionismo, separándose de la corriente principal, no podrá ampliarse la izquierda en Israel. No se puede ser a la vez sionista y de izquierda únicamente de acuerdo con la definición de la derecha. ¿Quién decidió que los asentamientos son sionistas y legítimos, y que luchar contra ellos no lo sea?
Este tabú debe romperse. Es posible no ser sionista, tal como hoy se define comúnmente. Es posible creer en el derecho de los judíos a un estado y aún así oponerse al sionismo que participa en la ocupación. Es posible creer que lo que pasó en 1948 puede ponerse en la agenda, pedir disculpas por la injusticia y actuar para reparar a las víctimas. Es posible oponerse a una guerra innecesaria desde hoy mismo. Es posible pensar que los árabes de Israel merecen los mismos derechos –culturales, sociales, y nacionales– que los judíos. Es posible plantear las inquietantes cuestiones sobre la imagen de las Fuerzas de Defensa de Israel como un ejército de ocupación, y es también posible querer el diálogo con Hamas.
Si Ud. prefiere, esto es el Sionismo, y si lo prefiere, esto es el Antisionismo. En cualquier caso, es legítimo y esencial para aquellos que no quieren ver a Israel caer víctima de las locuras de la derecha por muchos años más. Cualquiera que desee una izquierda israelí debe decir “basta” al Sionismo, al Sionismo cuyo control total ha sido tomado por la derecha.
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