¿Pelotudos o criminales? ¿Perestroika o rebelión?
Viernes, 24 de febrero de 2012 en Buenos Aires, Argentina. Son las 6:30 de la mañana. El despertador nos sobresalta con la radio, como cada día. Están pasando unas declaraciones de Hebe de Bonafini, la referente histórica de las Madres de Plaza de Mayo, ahora ferviente kirchnerista. Dice que le da vergüenza ajena que un tipo tan pelotudo como Juan Pablo Schiavi pueda ser funcionario público de este gobierno. Juan Pablo Schiavi es el Secretario de Transportes de la Nación. Es el sucesor en el cargo que hasta hace poco tiempo ocupó, durante años, Ricardo Jaime, que enfrenta numerosos juicios de los que va zafando de a poquito, gracias a jueces adeptos al gobierno, o a jueces temerosos de que el oficialismo, que domina el Consejo de la Magistratura, pueda tomar represalias. Pero el juicio de la sociedad es unánime: Ricardo Jaime es un corrupto. No importan los detalles. Si viajaba en aviones de las compañías privadas con las que el Estado había hecho contratos, si tenía una vid