Carta del President de la Generalitat del 7/11/2017 (en castellano)

Estimados conciudadanos
Estamos afrontando una situación impensable en un entorno democrático. Una parte del Gobierno legítimo de Catalunya, con su vicepresidente y 7 consejeros está en prisión, y otra parte, el presidente y cuatro consejeros, en el exilio; el Parlamento ha sido disuelto antes de tiempo y buena parte de la mesa vive con la amenaza de ser también apresada. Todo ello como consecuencia de haber sido leales con la confianza que nos otorgó la mayoría de los ciudadanos.  Hablamos de una situación que es claramente contraria al Estado de Derecho y al ordenamiento dela Unión Europea, y que aleja aún más al Estado español del grupo de países referentes de buenas prácticas democráticas,  Para decirlo suavemente, el Estado se ha situado muy a la periferia del bloque democrático central Europeo.
Siempre hemos defendido que la vía democrática es la única que nos permite vehicular la legítima aspiración de la independencia de Catalunya, y es justamente por eso que el Estado ha considerado que la única manera de frenarla es frenando la democracia, activando una estrategia desesperada y extrema, ante la firmeza democrática de las instituciones y la ciudadanía de Catalunya.  Muerta la democracia, muerta la independencia, he aquí su esperpéntica estrategia.
Los hechos de las últimas semanas confirman que el Estado español no ha entendido cómo funciona el mundo en el siglo XXI.  Privar de la libertad a los miembros del Gobierno de Catalunya y disolver el Parlamento de Catalunya a golpe de decreto y, por tanto, hurtar a los catalanes su soberanía, ha sido la única respuesta que ha sido capaz de articular ante las reiteradas ofertas de diálogo reclamadas insistentemente por las instituciones catalanas. Es un grave error pensar que la represión es el camino para que una buena parte de los catalanes abandonen sus legítimas aspiraciones.  Podrán imponerse físicamente, pero nunca podrán derrotar nuestras convicciones. Podrán asfixiarnos económicamente, pero no podrán frenar la potencia de un país europeo, emprendedor y con una gran capacidad de generar talento y prosperidad. Podrán humillarnos y asediarnos a nosotros y a nuestras familias, utilizando el perverso sistema mediático español, que ha impuesto un relato de odio y de mentira permanente sobre las instituciones políticas y las entidades soberanistas y ciudadanas, pero no podrán anular nunca nuestras aspiraciones democráticas.
Somos completamente conscientes de las incertezas y los temores que han sobrevolado estos días sobre todos ustedes, y entendemos la desorientación causada por nuestra falta de respuestas rápidas frente a los ataques desmesurados contra los representantes y las instituciones legítimas catalanas, pero les aseguramos que seguimos fuertes y activos, y que ni a ustedes ni a nosotros nos podrán robar ni un ápice de la dignidad con la que afrontamos estas horas difíciles de nuestras vidas y de la vida de nuestro país.
Ante este complejo escenario, el Gobierno legítimo de Catalunya tiene una doble obligación que cumpliremos a pesar de las circunstancias.  La primera, mantener la legitimidad de la libre elección que se expresó en las urnas el 27 de septiembre de 2015. Lo diremos tantas veces como haga falta a todo el mundo: somos un gobierno legítimo y tenemos un parlamento legítimo.  Desde Bruselas, apoyados por una estructura estable que ponemos en marcha hoy para coordinar las acciones del Gobierno, exigiremos este compromiso cada día y en cada ocasión a la comunidad internacional, denunciando la politización de la justicia española, su falta de imparcialidad, su voluntad de perseguir las ideas y reafirmamos la firme apuesta del pueblo catalán por el derecho a la autodeterminación, por el diálogo y por una solución acordada.  El tiempo que pasaremos tras las rejas españolas o en el exilio no será en vano si estamos unidos más que nunca en la defensa de Catalunya y en la denuncia de la decadencia democrática del Estado español, así como de los abusos de una Unión Europea que ha tolerado, y hasta amparado de manera vergonzosa, el accionar represivo español. Nuestro compromiso con los valores de Europa es más fuerte que nunca, porque todos juntos nos necesitamos, porque queremos fortalecer una Europa de ciudadanos, que tenga capacidad de vencer el miedo y las amenazas.
La segunda obligación, y esta los afecta a todos ustedes, es sobreponernos y sostener la democracia, ahora amenazada por la coalición que ha ejecutado el 155, en connivencia con la violencia jurídica, policial y de la extrema derecha.  Les pedimos una combinación eficaz de coraje, de firmeza, de indignación, de rechazo, pero también de paz y respeto, como la mejor actitud para ganar el combate que nos plantea un estado enloquecido y descontrolado. No nos dejemos arrastrar por la pulsión violenta que impera en buena parte del sistema político español, porque es el único ámbito en el que seguramente perderemos. Recordemos que cuando hemos planteado embates democráticos, los hemos ganado todos. Siempre. El último, el 1° de octubre, en unas condiciones extremadamente difíciles, en medio de una indecente ofensiva de violencia ordenada por el Estado.
La hoja de ruta para los próximos días y semanas es clara y nítida: primero, defender la democracia. Lamentablemente debemos volver a hacerlo, como ya lo hicimos en otros momentos de nuestra historia, cuando nos visitaron los del clan del 155 bajo la forma de Primo de Rivera, el general Franco o Felipe V. Toca resistir, perseverar y continuar defendiendo nuestra lengua, nuestra cultura y nuestra historia, que es una historia de éxito sostenida en la diversidad, la capacidad de agogida de otros pueblos de España y del mundo, y sobre todo sostenida en la esperanza de futuro. Toca ahuyentar democráticamente de nuestras instituciones a los que las han querido hacer suyas con un golpe de estado. Toca dar respuesta a los que quieren desmenuzar el autogobierno que nos había quedado después de la sentencia del Estatuto y de la retahíla de leyes, decretos y medidas siempre tendientes a la recentralización más o menos encubierta, pero efectiva en la práctica. Y defenderemos la democracia votando, como lo hemos querido hacer siempre. Queríamos votar y queremos votar. Ciertamente hubiéramos querido hacerlo como ya lo hicieron en Escocia y como harán otros países en el futuro.  Queríamos y queremos resolver las aspiraciones ciudadanas a través de las urnas y por eso tomamos las elecciones que plantea el Estado español el día 21 como un reto para recuperar la plena democracia sin presos, sin venganzas, sin imposiciones, sin furia y plena de futuro, de diálogo y de acuerdo.
El otro elemento central de la hoja de ruta es exigir y conseguir la libertad de los presos políticos que tiene secuestrdos el Estado español, el vicepresidente, los 7 consejeros y los presidentes de Omnium Cultural y de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez. No podemos fallar, no podemos quedarnos inmóviles ante el sufrimiento de sus hijos, sus parejas, sus familias, sus amigos y su gente, que somos todos nosotros. Es la hora de ser más perseverantes que nunca. Diez personas y sus familias representan, hoy, vuestra dignidad individual y colectiva. Por ellos y por otras personas que podemos seguir el camino de la prisión, debemos denunciar cada día su situación, y que el próximo sábado seamos centenares de miles en la Jornada Nacional por la Libertad que se ha convocado en Barcelona. Y eso sólo depende de nosotros, de vosotros, de nuestra fortaleza y de nuestras convicciones.
Sólo desde la ciudadanía, desde el compromiso democrático, desde la respuesta de base, organizada, democrática, pacífica pero radicalmente insobornable, podremos recuperar el control de nuestra vida colectiva y construir juntos, de manera democrática, dialogada, una República que nos hemos ganado en las urnas y que habrá que levantar, dándole sentido y contenido, también desde las urnas. Este será el reto de las instituciones, de las entidades civiles, de las empresas y de todos vosotros en los próximos tiempos.
Recuperemos la libertad este sábado en la gran manifestación en Barcelona, y en el reto electoral que el Estado nos ha impone para el día 21.  Y mañana continuaremos caminando todos juntos en libertad.
Carles Puigdemont
Toni Comín
Meritxell Serret
Clara Ponsatí

Luís Puig

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