¿Y dónde está la política?

La destitución de Martín Redrado como presidente del Banco Central y su reemplazo por Mercedes Marcó del Pont permiten reflexionar sobre política económica, sobre el estilo del kirchnerismo y sobre la naturaleza del progresismo en la Argentina, y el progresismo kirchnerista en particular.

Marcó del Pont representa una corriente de pensamiento diferente a la de Martín Redrado, está identificada con lo que en general se denomina “heterodoxia económica”, que se caracteriza por impulsar medidas de tipo keynesiano (politicas de demanda, intervención del estado, etc.).

Una política monetaria al servicio del fomento de la producción ha sido su primer anuncio, idea que no figuraba en el discurso de su predecesor. Seguramente se traducirá en medidas como la reducción de encajes (porcentajes inmovilizados de los depósitos) para los bancos que habiliten líneas de crédito para la producción, según ha trascendido.

El mantenimiento de un dólar alto, que favorece la competitividad de la producción local y la proteje de las importaciones, será una de las tendencias de la gestión de Redrado que su sucesora mantendrá, porque está en línea con las necesidades de la industria local.

El dólar alto se ha mantenido gracias a las compras de esa divisa por parte del Banco Central, absorbiendo los excesos de oferta en el mercado local para evitar su depreciación, lo que provocó la actual acumulación de reservas. En este aspecto no habrá diferencias entre las gestiones de Redrado y Del Pont.

En lo que difieren las dos visiones es en cuáles deben ser los usos posibles de las reservas acumuladas. En la visión ortodoxa (Redrado), esta acumulación debe usarse exclusivamente como un “fondo de intervención” para prevenir corridas contra el peso (abastecer toda la demanda de dólares en el mercado local para evitar devaluaciones bruscas del peso).

La visión de “caja” de Néstor Kirchner, ha coincidido con eso: la “caja” es un elemento de gobernabilidad. Y la acumulación de reservas es un elemento de gobernabilidad de la economía argentina. Por eso Kirchner fue “Redradista” hasta hoy. Y no se equivocó. ¿Qué pasó entonces?

Los Kirchner conciben la "regla de la caja" como "caja única". La diferencia entre Kirchner y Redrado es que Redrado sólo podía considerar la "caja" del Banco Central, que es la que estuvo a su cargo. Para los Kirchner, sacrificar una parte de la “caja única” (el volumen de reservas) para mantener el uso de otra parte de esa misma “caja” (la del presupuesto) en niveles razonables para un período electoral, no es una contradicción. Suponiendo que el equilibrio de las principales variables macroeconómicas no se va a ver significativamente afectado por esa decisión, deciden correr el riesgo.

No hubo un choque de ideologías en ese desenlace, sino una cuestión de autoridad, que Redrado no supo ver, o no quiso ver porque consideró que era hora de diferenciarse de quienes fueron sus patrones hasta ayer.

En la visión de Marcó del Pont, el uso de reservas para otros fines además de garantizar la seguridad cambiaria se funda en objetivos de racionalidad económica que difícilmente incluyan la idea de “liberar recursos para gasto electoral”. Ese es el objetivo del gobierno, según la oposición de derecha, y probablemente sea cierto, pero mientras la visión filosófica de Marcó del Pont no choque con la visión instrumental de Kirchner, esto no se hará evidente.

La virtud del matrimonio gobernante es el pragmatismo. Han coincidido con las ideas de Redrado hasta ayer, pero hoy coinciden con las ideas de Marcó del Pont. Las verdaderas ideas de los Kirchner, seguramente, no son ni las del primero ni las de la segunda. Han sabido utilizar en su beneficio las unas, y pretenden hacerlo a partir de ahora con las otras. Alguien podría decir que esto no es un defecto, sino una virtud del "Príncipe".

Ese es un elemento del estilo político de los Kirchner. Otro es que cada vez que tienen una crisis huyen hacia adelante, nunca retroceden. Y otro es que en esa huída, si pueden darle un sesgo a la trayectoria, generalmente lo hacen hacia la izquierda.

Esto seduce a un amplio espectro generacional de “progres” de clase media urbana con algún pasado militante de los años 70. Lo que no tiene nada de malo... si no fuera porque ese espectro predomina en las organizaciones políticas de ese signo que existen hoy en nuestro país (Carta Abierta, los restos del Frepaso, el kirchnerismo no pejotista) que arrastran sus culpas por los errores políticos cometidos en el pasado, lo que les impide hoy tener una actitud crítica.

¿Qué duda cabe, para todos los “progres”, que es mejor Del Pont que Redrado?

¿Quién desconocía el pensamiento de Redrado? ¿Se podía ignorar, antes de su desplazamiento, que para este Golden Boy lo esencial es la estabilidad de “los mercados” y no el pleno empleo o el fomento de la producción?

Ahora salen todos los “progres” a aplaudir que se fue un "liberal" y entró una "heterodoxa" al Banco Central. Se lo refriegan en la cara a todos los que votaron por opciones que están a su izquierda. Cada vez que el gobierno toma una decisión acertada (como ésta, como la reestatización de las AFJP), creen que su opción política es la correcta, y están en su derecho.

Pero si repararan en la esencia de la política, y más precisamente de su actividad política actual, deberían estar preocupados: si Redrado no tenía que ser el presidente del Banco Central de este gobierno, ¿porqué no se les ocurrió durante los últimos 5 años?

¿Escribieron alguna línea en sus largos documentos públicos, reclamando este cambio? ¿Promovieron estas decisiones?

Dejando de lado a las personas, que son secundarias. ¿Es "progresista" pagar la deuda externa con las reservas? ¿Sostuvieron alguna vez esta idea desde que se incorporaron al "proyecto"? Se han difundido y publicado muchos documentos, y ninguno pedía eso. Ni siquiera los documentos del Plan Fénix, de los que participó Mercedes Marcó del Pont lo propusieron.

Entonces, ¿está bien o está mal pagar deuda con reservas? Si se pueden usar las reservas, ¿la deuda es la prioridad para "el modelo"? ¿Cómo se llama "el modelo" que tiene a los acreedores externos como prioridad?

No vamos a ser tan ingenuos como para pretender que sostengan discusión pública con Kirchner. Eso lo hizo la JP con Perón y no tiene ninguna comparación con la política de hoy. Pero ¿acaso tuvieron alguna discusión pública con Boudou?

¿Qué piensan de Boudou? ¿Creen que es un heterodoxo? ¿Se van a dar cuenta cuando lo echen? Aunque sea por picardía habría que hablar ahora, ¿no les parece?

Tienen presente la década del 70, pero sufren amnesia del pasado reciente ¿No se dieron cuenta de quién era Cobos? ¿No se dieron cuenta de quién era Felipe Solá? ¿No se dieron cuenta de quién era Reutemann? ¿Los descubrieron cuando votaron en contra del gobierno con el tema de las retenciones? Igual no se privaron de acusar de “traidor” en el Congreso a Claudio Lozano. ¿Lozano puso a esos senadores en las boletas oficialistas, o fue el matrimonio Kirchner?

Acusaciones del mismo tipo se hicieron cuando algunos diputados no oficialistas propusieron cambios a la Ley de Medios, para poder apoyarla, y después se callaron la boca cuando el oficialismo aceptó esos cambios. ¿No pueden tener un pensamiento propio?

No es excusa que "los trapos sucios se lavan en casa". La discusión política en el peronismo siempre se dio en la calle, de frente al pueblo. El Kirchnerismo tiene menos funcionamiento orgánico aún, o sea que si son parte de ese proyecto político, tienen que hablar en público.

Hacer política no es aplaudir cuando un gobierno hace algo bueno, y esconderse el resto del tiempo.

Algunos piensan, sin decirlo, que en el kirchnerismo no se puede tener pensamiento alternativo, ni hay lugar en donde exponerlo. Sólo les queda aplaudir o callar.

¿A eso llaman un proyecto nacional?

¿Eso es una militancia transformadora?

Cuando se disipe la humareda que va a dejar el kirchnerismo, seguramente vamos a estar otra vez todos juntos en algún lugar, peleando contra un gobierno de derecha, que es lo que se viene en este país, o en el mejor de los casos para evitar su advenimiento. Eso no es un motivo de alegría, pero habrá que prepararse, porque durante estos años no se construyó un movimiento político superador.

¿Cómo construir un movimiento político donde no se puede hablar?

Ya va siendo hora de tener un poco más de coraje.

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