Modelo sojero y doble discurso

La edición de Página 12 de hoy, domingo 26 de abril de 2009, publica un revelador artículo de Horacio Verbitsky, titulado "Verano del 96". Probabemente revela más cosas de las que su propio autor se propuso revelar, aunque esto, lógicamente, no se puede demostrar y es una opinión que corre por cuenta de este blog.

Para quien lo quiera leer, a continuación aparece el link:

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-123932-2009-04-26.html

El artículo trata acerca de la actuación que le cupo a Felipe Solá en el verano del 96, cuando era Secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación del gobierno de Carlos Menem, otorgando una rápida autorización para introducir en la Argentina la soja transgénica de Monsanto resistente al herbicida glifosato. Nos remitimos al artículo para mayores detalles sobre el expediente en cuestión.

Esta veloz autorización adquiere mayor gravedad a medida que se comienzan a conocer los resultados de algunos estudios científicos relacionados con el impacto del herbicida Glifosato.

Parte de esos resultados han trascendido en una nota firmada por Darío Aranda y publicada el 13 de abril de 2009 en Página 12. Según lo publicado, el Glifosato produce malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas, aun en dosis muy inferiores a las utilizadas en agricultura. El estudio, realizado en embriones, es el primero en su tipo y refuta la supuesta inocuidad del herbicida. Para quienes deseen conocer más detalles también adjuntamos el link a continuación:

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-123111-2009-04-13.html

El artículo es revelador porque la actuación de Felipe Solá relacionada con el tema cuando fue Secretario de Estado no era conocida por la opinión pública. Pero también porque, ya se trate de una cuestión de opinión o de interés personal, pone de manifiesto que la conducta de Felipe Solá ha sido coherente a lo largo del tiempo, si se relaciona ese hecho "primigenio" con la actitud que ha tenido el ex gobernador de Buenos Aires en relación con el debate parlamentario de la Resolución 125, que lo convirtió en un dirigente opositor.

Pero también revela otra cosa, probablemente al margen de la intención del autor, y que para algunos es muy importante: el comportamiento de Felipe Solá en relación con este tema podía haber sido desconocido por la opinión pública en general, pero no por los máximos dirigentes y conductores políticos del gobierno nacional. El mismo gobierno que lo tuvo como gobernador "propio" de la Provincia de Buenos Aires, la más importante del país, y como cabeza de lista de diputados en las elecciones que lo llevaron a su actual puesto de legislador.

Es decir, un dato más que apunta a que no pareció importarle al gobierno nacional la complicidad de Solá con el llamado "modelo sojero", ni el propio modelo sojero en sí mismo, ni su impacto sobre el medio ambiente, sobre la diversidad productiva de la agricultura, sobre la dependencia de ese modelo agrícola respecto de las estrategias diseñadas por empresas multinacionales para las cuales no es prioridad el bienestar de la población de nuestro país.

No pareció importarle nada de esto al gobierno hasta que los otros actores de ese modelo productivo decidieron ponerle un límite a la legítima capacidad estatal para fijar retenciones.

No había sido instalada por el gobierno la discusión del modelo sojero, desoyendo los intentos infructuosos de grupos ambientalistas y de productores rurales afectados, hasta el estallido de la cuestión de las retenciones.

Bienvenida sea entonces la discusión. Bienvenida sea la preocupación del gobierno por estos otros temas, además del tema fiscal. Bienvenido sea el conocimiento público de lo que afecta o afectará a nuestra salud por generaciones.

Pero nada de esto podrá tapar el doble discurso.

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